Desidia

Tiene en cada párpado un beso escondido. Cada vez que los cierra y los abre, tiene miedo de que se caigan. Los cuida desde chiquitos, tratando de no mirar a la cara a nadie, de no tentar a la suerte. El otro día casi pierde uno en un tren, y la vergüenza la invadió por completo. Les puso pequeñas cadenitas sujetas a lo profundo de su retina que por lo salado del ambiente ya comienzan a oxidarse. Ahora al despertarse hace un ruido espantoso a ventana vieja que levanta en vuelo a todos los pájaros de su balcón.