Resbalando sobre mi mismo.

Con el callar en la punta de la lengua, repito:
"Tengo algo de muerto,
quizas sean los dedos,
o la letra sucia de arena en la mesa,
quizás sean las mujeres que no están y que no sangran,
pero ni un poquito.
Mujeres de pies despiertos, vigilantes.
Diez más y me preparo en cuenta regresiva.
No pienso probar el silencio opaco"