En tres suspiros...


Vestida de rojo rojísimo aparece ella en la puntita de mi dedo mayor. De improviso se vuelve sonido humeante, madera quebrada, ombligos con nombre, paladares revueltos y un par de cosas más. Ella me mira y me tapa la boca un poquitito. Entrando en espasmo violento amanecimos hechos papel celofán.