Volada


La presencia de unas palomas en la punta de sus pies, dificultaba su andar. De improviso salieron volando, y sin darse cuenta, ella también ganó cielo. Con el tiempo fue adquiriendo una colección de hábitos aviarios que la llevaban a vivir en mi ventana. Esperando a que emigre con rumbos distintos, no puedo quitarle la vista de encima. Quizás sea por eso que no se marcha.