Oscultando exageraciones



El pálpito de ser lo peor se convierte en una operación afectiva, como un mugido de vaca, o la certeza del pez vuelta aleta, o alguna mujer vuelta figurita coleccionable.
Practico tiro al blanco, al rojo y al violeta, que son todos el mismo por mirarme con entonada estupidez.
Calculo por calcular, por divertimento matemático, entonces decapito fósforos y alfileres.
Che, la cabeza es solo mía, y por mía nada más, si se portara bien la dejaría dar una vuelta en ella misma.
Por último agarro la copa más filosa y en un furor de brazo veloz, la arremeto contra los aires esperando que haga contacto con alguna cabeza, con esa desprevenida, con la paseante más dominguera.